Hablar de Castilla-La Mancha es hablar de Queso Manchego. Sólo con la raza de oveja manchega, conservada pura en Castilla-La Mancha, se elabora el delicioso queso manchego. De sabor y propiedades únicas, su proceso de elaboración se ha mantenido inalterable a lo largo del tiempo. Madurado desde un mes a dos años, sus variedades -tierno, semicurado o curado, pueden disfrutarse en piezas envueltas en esparto, en aceite, o al natural, procedentes de las provincias castellanomanchegas en que se elaboran sus denominaciones de origen: Albacete, Ciudad Real, Cuenca, y Toledo.
Vínculo entre el área geográfica y las características del producto
Las condiciones edafoclimáticas de la zona, han realizado gran parte de la selección natural para que sea la oveja de raza manchega la mejor adaptada y la que produce una leche que confiere al “Queso Manchego” sus características peculiares de color, olor, sabor y textura.
Desde tiempos remotos se han elaborado quesos con ovejas de raza manchega, el paso de los siglos ha supuesto que las prácticas de elaboración se hayan
dirigido a sacar las máximas cualidades a este queso tradicional de La Mancha.
El queso manchego es un alimento saludable por ser fuente de calcio, un mineral que el cuerpo necesita para formar y mantener los huesos fuertes, además de contribuir al mantenimiento de los músculos y al funcionamiento normal de las enzimas digestivas.
Los beneficios de este alimento se obtienen cuando aporta, como mínimo, el 15% de la ingesta de calcio, es decir, 120 mg por cada 100 g.
Hay que saber que 100 g de queso aportan 848 mg de calcio.
Recomendamos la ingesta de leche y lácteos a diario, varias veces, controlando el consumo de sal y grasas saturadas.